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DESCARTES

DESCARTES (1596-1650)
                                       
            La filosofía moderna surge en relación con una nueva ciencia, fruto de los desarrollos en esta materia que se venían produciendo desde el Renacimiento. La nueva visión de la naturaleza triunfante a partir del s. XVI desembocó también en una nueva visión del hombre.
            Esta nueva ciencia se inspira en la deducción lógica y en las matemáticas que son también un referente para la filosofía racionalista, cuyo máximo representante es Descartes. El autor intentó aplicar la certeza y exactitud matemáticas también a la metafísica. Otros racionalistas fueron Spinoza y Leibniz.
Las características del racionalismo son
1-Confianza plena en la razón: es autónoma y autosuficiente, no está al servicio de la fe. Es la garante de un verdadero conocimiento.
2-Los sentidos ocupan un lugar secundario: suministran una información confusa.
3-Búsqueda de un nuevo método basado en las matemáticas (deducción) que es seguro e impide caer en errores.
4-Existencia de ideas innatas, cuyo conocimiento conocemos al margen de los sentidos y que son universales, están presentes en toda la especie humana
5.- Subjetivismo: el hombre no conoce más que su propio pensamiento. Nadie puede acceder a los contenidos mentales de otro ni puede sustraerse de pensar algo más allá de esos contenidos.
La otra gran corriente de la época es el empirismo, que basa el conocimiento en la experiencia sensible.
El problema del conocimiento se convierte en el problema fundamental de la filosofía moderna. La solución cartesiana abre las puertas al idealismo (punto de partida del conocimiento es el yo y sus ideas) frente al realismo de la tradición aristotélica (la realidad es percibida por el sujeto tal y como es).

1.-TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

            El racionalismo se basa en la tesis de que el criterio de certeza procede de la razón que es la única que nos puede proporcionar conocimientos seguros y ciertos. El conocimiento que se obtiene a través de los sentidos puede ser engañoso y lo mismo sucede con el conocimiento basado en la abstracción (Aristóteles y Santo Tomás) ya que dicha abstracción se produce a partir de la captación de información procedente de los sentidos. El racionalismo se caracteriza por la defensa de las ideas innatas como fuente de conocimiento seguro.
            Por eso, las matemáticas son el referente para todo racionalista, ya que valoran la intuición intelectual de ideas y principios evidentes a partir de los cuales comienza la deducción del saber. Descartes se propone seguir este camino (que tan buenos resultados ha dado en las matemáticas) y aplicarlo al campo del saber, para elaborar su sistema filosófico. Si la razón es única, el saber tiene que ser único, y debe haber un único método para alcanzar la sabiduría; concibe la idea de un saber o de una ciencia universal:  mathesis universalis.

Dos son, a juicio de Descartes, los modos de conocimiento:

-Mediante la intuición captamos (de manera clara y distinta) los conceptos simples que surgen de la razón misma (todos estamos de acuerdo, sin necesidad de acudir a la experiencia que los solteros son los no casados). Pero, aunque la relación establecida con el objeto sea directa e inmediata no significa que estemos hablando de una relación instantánea.
-Aquí entra en juego la deducción, que es una serie sucesiva de intuiciones apoyadas por la memoria. En resumen, la intuición nos ofrece el conocimiento de los principios, y la deducción, el de las consecuencias de los mismos.

En el Discurso del método nos encontramos con cuatro reglas básicas:

1ª regla: la evidencia: “no admitir como verdadero cosa alguna que no supiese con evidencia que lo es (…) no comprender en mis juicios nada más que lo que se presenta tan clara y distintamente a mi espíritu que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda”. En resumen, no se puede admitir nada que sea dudoso o confuso.
2ª regla: el análisis: “dividir cada una de las dificultades en cuantas partes fuera posible y en cuanto requiriese mejor solución”. A través de la intuición accedemos a las ideas simples, las ideas complejas, que no son tan evidentes, hay que descomponerlas, para así ser captadas por la intuición.
3ª regla: la síntesis: “conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples, para ir ascendiendo, poco a poco, hasta el conocimiento de los más complejos…” Una vez que hemos descompuesto las ideas complejas en partes simples para que sean objeto de intuición, debemos volver a recomponerlos por medio de la síntesis. Pero ahora el sujeto que conoce es capaz de interpretarlas como las suma de intuiciones parciales, y así puede percibir de una manera intuitiva su conexión.
4ª regla: la enumeración y la revisión: “hacer en todo unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales que llegase a estar seguro de no omitir nada” El análisis se comprueba con la enumeración, y la síntesis con la revisión. De esta manera se obtiene una intuición general y una evidencia simultánea del conjunto.

            Para aplicar este método a la filosofía es necesario partir de cero,  poner en duda todas las elaboraciones metafísicas anteriores. Descartes no entiende la duda como los escépticos, como el final del conocimiento y por tanto, la imposibilidad de que haya un conocimiento verdadero. Su duda es provisional (duda metódica) y tendrá un objetivo muy claro: encontrar una verdad absolutamente indudable desde la que empezar a reescribir la filosofía.
            ¿Cómo llegar a esa verdad indudable, tan clara y distinta que nos permita convertirla en la “piedra de toque” del edificio entero de la filosofía?  Descartes comienza las Meditaciones metafísicas planteando la situación en la que él se encuentra, de escepticismo y confusión, por lo que se propone averiguar si efectivamente hay algo verdadero en el mundo. Para ello se propone aplicar la duda como método, de modo que considerará falso todo aquello en lo se encuentre el menor motivo de duda.

De este modo, examinará los principales motivos de duda que podrían afectar a todos sus conocimientos:

1.- Desconfianza en los sentidos: el ser humano acude a  los sentidos a la hora de elaborar sus conocimientos, pero, a veces, las percepciones sensitivas fallan. Por lo tanto, debemos descartar los datos que nos aportan los sentidos, ya que en ocasiones sabemos que fallan.
2.-Distinción entre la vigilia y el sueño: ¿cómo podemos distinguir entre la vigilia y el sueño? Podríamos estar en un sueño tan profundo y realista que lo confundiéramos con la vigilia. Por eso debemos poner entre paréntesis no solo los datos que nos transmiten los sentidos, sino también los propios pensamientos.
3.-Hipótesis del “Dios engañador”: parece haber ciertos conocimientos que incluso en los sueños se mantienen. Descartes piensa en las verdades matemáticas. No obstante, plantea la posibilidad de que el mismo Dios que nos ha creado nos haya podido crear de tal manera que cuando deducimos que 2+2=4, por muy cierto y evidente que nos parezca, nos estemos equivocando. De este modo todos nuestros conocimientos serían dudosos, y por tanto, considerados como falsos.
4.- Plantea Descartes una opción, en la que no se tenga en cuenta el criterio anterior, es la de que exista un “genio maligno” que esté interviniendo siempre en nuestras operaciones mentales de tal forma que hago que confundamos constantemente lo verdadero con lo falso. De este modo, el culpable no es Dios, sino un genio maligno.

            En la segunda meditación, Descartes constata la situación en la que se encuentra, dudando de todo. Sin embargo, hay algo que permanece imbatible a lo largo de todo el proceso de duda: la propia duda. Y deduce que si hay duda, hay pensamiento, y si hay pensamiento, se existe, al menos en tanto que mente o sustancia pensante:

                        “COGITO ERGO SUM
(PIENSO LUEGO EXISTO)

            Esta proposición se presenta con total claridad y distinción, de tal manera que resiste todos los motivos de duda y goza de absoluta certeza. Es la primera verdad de la que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. El cogito es una verdad primaria e intuitiva, y por tanto, evidente e indemostrable. Expresa el modo en que mi propia existencia se me presenta de forma determinada: mi naturaleza, mi esencia tiene que ser el pensar, el hombre es un ser pensante

            Una vez descubierta esta primera verdad, Descartes se propondrá reconstruir sobre ella el edificio del saber, y al modo matemático, por deducción, tratará de extraer todas las consecuencias.
            De momento, lo único que tenemos es la existencia de mentes que piensan, pero la duda sigue sobrevolando la existencia de cosas externas al sujeto pensante y el propio cuerpo, por lo que tenemos que seguir avanzando deductivamente en el análisis de esa mente que piensa: la res cogitans.
            ¿Qué es lo que hay en el pensamiento? Contenidos mentales, es decir, ideas. Descartes distingue tres tipos de ideas:

            1.-Ideas adventicias: son las que proceden del exterior, por tanto dudosas, y no pueden ser usadas en el avance del proceso deductivo.

            2.-Ideas facticias: son las que yo mismo produzco, usando ideas adventicias, por lo que también están en duda.

            3.-Ideas innatas: son aquellas que no parecen proceder del exterior ni han sido producidas por mí. Descartes utiliza dos de esas ideas, la de infinito y la de perfección, y argumenta que no pueden haber sido causadas por mí, dado que soy finito e imperfecto; solo pueden haber sido causadas por un ser que sea a la vez finito y perfecto. A partir de ellas demuestra Descartes la existencia de Dios.

            Dios se convierte en la garantía de que tanto mi percepción  de la realidad como mis ideas, no son erróneas. Ese mismo Dios garantiza, además, que no pueda existir un genio maligno que desvirtúe mi comprensión de la realidad. Puedo estar seguro de la existencia del mundo, es decir, de la existencia de una realidad externa a mí con la misma certeza con la que sé que es verdadera la proposición “pienso, luego existo”.
            Como resultado de la deducción, puedo estar seguro de la existencia de tres sustancias: Una res infinita, Dios, que es la causa última de las otras dos sustancias; la res extensa, es decir, el mundo, las realidades corpóreas; y las res cogitans, la sustancia pensante, de carácter no corpóreo

2.- METAFÍSICA

            Descartes continúa empleando el término escolástico de sustancia, que se define como “lo que no necesita de nada más que de ella misma para existir”. A partir de esta definición, la conclusión lógica es que solo Dios es sustancia, puesto que las criaturas necesitan a Dios para existir. El concepto sustancia no se aplica del mismo modo a Dios y a las criaturas. Hay dos clases de sustancias:

            -La sustancia infinita (Dios), la que se ajusta a la definición y es la garantía de todo el sistema cartesiano.
            -La sustancia finita (almas y cuerpos), que no necesitan de nada para existir, salvo de Dios. Por tanto, una sustancia finita, no necesita para existir de otra sustancia finita: el alma no necesita del cuerpo. De aquí que el sistema de Descartes sea dualista (se verá en la antropología).
            La sustancia pensante: el ser humano es esencialmente su mente, que es de lo único de lo que estamos seguro. El pensamiento es su alma.
            La sustancia extensa: tenemos acceso a ella a través de los sentidos, gracias a la garantía de un Dios que no engaña. Las cualidades de la materia son la extensión (atributo), movimiento y figura (modos). El resto de cualidades son subjetivas (colores, olores, sonidos…). Descartes piensa que la materia es continua (niega la existencia de los átomos y de vacío). Dios ha creado la materia y la conserva, impulsando el movimiento en forma de torbellino. Esta concepción mecanicista de la naturaleza tuvo muy poca vigencia, ya que fue sustituida por la física de Newton.

            Descartes dice que a cada sustancia le corresponde un atributo (esencia de la sustancia), que son cualidades que acompañan a la sustancia, y cada sustancia posee un solo atributo. A cada atributo le corresponden distintos modos, cualidades cambiantes.

Sustancia
DIOS
ALMA
MATERIA
Atributo
Infinitud
Pensamiento
Extensión
Modos
(no tiene, porque si no, no sería perfecta)
Entendimiento y voluntad
Movimiento y figura

3.-ANTROPOLOGÍA

            El ser humano es esencialmente su mente, su pensamiento. Eso es de lo único que estamos seguros. El pensamiento es el alma, una sustancia espiritual cuyo único atributo es el pensamiento (juzgar, razonar, querer, imaginar, sentir: todas son formas del pensar). Por eso Descartes llama al alma “cosa o sustancia pensante”.
            El cuerpo es extensión, que es su único atributo. La concepción del hombre será dualista. Si el alma y el cuerpo son sustancias, no se necesitan mutuamente para existir. Tampoco se ve cómo el puro pensamiento y la pura extensión podrían estar unidos y en interrelación: problema de la comunicación de las sustancias. El hombre para Descartes consta, pues, de cuerpo y alma, aunque lo que verdaderamente lo hace hombre es el alma.
            El cuerpo humano (cómo todos los cuerpos) está sujeto al mecanicismo de la materia, gobernada por leyes físicas que la hacen predecible y, por tanto, controlable. Por otra parte, el alma es pensamiento y nada material puede afectarle directamente. El alma no está sometida a leyes y es lo que permite al hombre escindirse del resto de los elementos de la naturaleza y ser libre. Aunque estas dos sustancias están aparentemente separadas, Descartes mantiene que el alma está unida a todo el cuerpo, aunque luego la localiza en la glándula pineal (hipófisis). Esta es una posible aporía, ya que, como el propio Descartes explica,  nada espiritual tiene extensión, y, por lo tanto, el alma no debería localizarse en ningún lugar.
            Otro problema es la interacción entre las sustancias: ¿cómo es posible que cuando mi cuerpo se ve afectado (sufro una quemadura) el alma siente dolor, y viceversa? Descartes tiene claro que es el alma quien siente, no el cuerpo, y las sensaciones son solo ideas confusas. La solución cartesiana pasa por afirmar que la información sensitiva llega a la glándula pineal viajando a través de los nervios y la sangre; allí queda registrada en el alma, y del mismo modo, las actividades que se producen en el alma tienen repercusión, por ejemplo, en los movimientos del cuerpo.
            El dualismo de Descartes tiene también repercusiones a la hora de explicar que el ser humano es libre. El cuerpo se rige por las leyes naturales, que son mecánicas, el alma es libre y controla las acciones del cuerpo. El cuerpo como mecanismo puede ser estudiado y experimentado científicamente. De hecho, los animales que carecen de alma, son puras máquinas.
                                               DUALISMO CARTESIANO
CUERPO
ALMA
Res extensa
Res cogitans
Exterior
Interior
Material
Espiritual
Situado en el espacio y el tiempo
Situado en el tiempo, pero no en el espacio


4.-DIOS

            La demostración de la existencia de Dios en el sistema cartesiano se produce a partir de los contenidos mentales. Descartes concluye que cuando conocemos somos mejores (más perfectos) que cuando dudamos (obsesión cartesiana por la certeza). Esto nos conduce a afirmar que de uno de esos contenidos mentales es la idea de perfección. Ahora bien, no está claro el origen de esa idea:
            -No proviene del exterior, ya que todo en la naturaleza es mejorable hasta alcanzar un óptimo.
            - Tampoco puede provenir de un ser imperfecto como es el hombre.
            - Tiene que tener su origen en un ser perfecto como la propia idea de perfección.
Tiene que haber sido puesta en el ser humano por un ser perfecto que, sería Dios o la sustancia infinita. Es decir, cuando hablamos de ideas como perfección o infinitud estamos hablando de ideas innatas.
            Esta demostración nos recuerda al argumento ontológico de San Anselmo que Descartes incluye en el Discurso del método:
1.       Dios es el ser más perfecto que puede pensarse
2.      La inexistencia es una carencia, un defecto. Entre algo que existe y algo que no existe, sería más perfecto lo primero.
3.      Si Dios no existiese, tendría un defecto, una carencia, y ya no sería perfecto. Pero Dios es perfecto, luego necesariamente tiene que existir.
(Ya sabemos que Santo Tomás critica este argumento y también lo hará Kant).

            Junto a esta demostración, Descartes incluye también la prueba cosmológica, que nos remite al Dios creador, tal y como aparecía en la teología de Tomás de Aquino: Dios como causa de todo lo que existe, ya que el hombre no encuentra en sí mismo la causa de la existencia tiene que haber un fundamento de esta, que es el fundamento de todos los seres contingentes (argumento tomista de la contingencia)
            El papel de Dios  en el sistema cartesiano es primordial: es el fundamento de mi existencia como pensamiento. Neutraliza cualquier tipo de duda o desconfianza respecto a la realidad y elimina la posibilidad de que haya un genio maligno que me engañe permanentemente. Dios funciona, así, como un puente entre el yo y el mundo, como una garantía de que si yo observo con rigor, obtengo una visión certera del mismo: podemos estar seguro de la existencia de la realidad, e incluso de los datos más elementales que los sentidos nos proporcionan, porque estamos seguros de la existencia de Dios.

5.-ÉTICA

            Descartes afirma que el fin del hombre es la consecución de la felicidad. Por eso, tan necesaria como la formulación de una teoría del conocimiento es la ética. Pero se trata de una moral provisional, ya que la moral definitiva solo puede ser obtenida como fruto último del sistema filosófico (Descartes morirá sin realizar esta empresa). A cualquier persona le bastará para vivir felizmente con las siguientes máximas:

1.      Es necesario tener una actitud de cautela y prudencia, muy acorde con espíritu de su epistemología: puesto que la realidad que nos rodea es cambiante y muy pocas cosas son estables, hay que obedecer las leyes y costumbres del país, ser fiel a su religión y seguir las opiniones más moderadas y comúnmente aceptadas (recuerda a la teoría aristotélica del término medio).
2.      La segunda máxima propone actuar decididamente una vez tomada la decisión de hacerlo, siguiendo lo más probable como si se tratase de algo muy verdadero y cierto, ya que no hay nada seguro.
3.      La tercera está inspirada en la moral estoica: en lugar de intentar cambiar el orden del mundo y del destino, debo adaptarme a ellos y vencer las pasiones y vivir en la creencia de que lo único que podemos alcanzar a tener bajo control son nuestros propios pensamientos.
4.      Escoger la mejor de las ocupaciones posibles. Y Descartes encuentra que la que él ha elegido –cultivar la razón- es la mejor de todas.

            En resumen, la ética cartesiana apunta a la moderación. También se aprecia una tendencia intelectualista, ya que considera que si vemos que algo es malo, nos es imposible realizarlo. El mal es fruto de la ignorancia, tal y como afirmaba Sócrates.
También encontramos en Descartes influencias estoicas al hablar del control de los propios deseos. Considera que la felicidad es el fin de la vida humana (siguiendo a la filosofía escolástica), pero la entiende como tranquilidad de espíritu y que es posible alcanzarla en esta vida, sin esperar a la contemplación divina.


CONCLUSIÓN

            El universo cartesiano se caracteriza por su dualismo: cuero-extensión, alma-pensamiento. La visión del cosmos jerárquica y vertical de Aristóteles, caracterizado por la continuidad de las “formas” (en las especies que son las que subsisten) se vio sustituido por un Universo sin límites, dividido en dos mundos paralelos difícilmente interrelacionados.
Descartes lleva hasta el extremo la dualidad cuerpo-alma, espíritu-materia que había empezado en Platón.

Por otro lado los presupuestos filosóficos cartesianos son cuestionables:
1.      Es criticable que el yo cogitante sea el principio de la filosofía
2.      Falso que el hombre se reduzca a razón e inválido el criterio de certeza por ser subjetivo, además de ser circular (Dios justifica las ideas, y las ideas justifican la existencia de Dios).
3.      Problema de la comunicación de las sustancias.

4.      Creencia en la univocidad del ser, del ente, es decir, creencia en el principio de unidad de la realidad  que no reconoce diferentes estructuras en el ser y, por lo tanto, postula la unidad de método.

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